Fuentes de error en la gestión de la PYME

El empresario podría ser más consciente de los errores que comete en la gestión de su empresa, si contara con un criterio claro para clasificar todos los posibles errores que puede llegar a cometer. Ya que las habilidades de gestión están relacionadas con la planificación, la dirección y el control, los errores que el empresario comete en desarrollo de su gestión, pueden ser de tres tipos:

  1. Errores de planificación: ya sea por falta de planificación o una mala planificación.
  2. Errores de dirección: es decir, fallos en la coordinación y/o exceso de improvisación, actuar sin tener claro los objetivos, no contar con todas las personas relevantes o por la falta de motivación.
  3. Errores de control: Por la falta de control, por un  control ineficaz,  o un control ineficiente (desperdicio de recursos).

Ya que cada uno de esos tipos de error conlleva inevitablemente a otro tipo de error, lo que es importante tener presente de esta clasificación es que proporciona el motivo central del error. Por ejemplo: a partir de la falta de planificación, se falla en el control. La falta de dirección (vista como falta de automotivación) conlleva a no establecer objetivos, con lo cual, no se controla, etc.

Sea como sea, lo que resulta cierto es que las posibilidades de planificar, dirigir o controlar una organización, estarán siempre condicionadas por nosotros mismos, por lo que puedan hacer los demás o las situaciones que se presenten. Puede que solo por nosotros mismos, solo por los demás, por las situaciones, o por la mezcla de los tres.

Los errores de planificación tienen su origen en las limitaciones del autoconocimiento y del conocimiento. Mientras que los errores de dirección lo tienen de la falta de autocontrol (autodirección) o de no saber tratar con los demás (dirigir a otros). La mayoría de los errores referidos al control, se pueden clasificar en tres tipos: errores de autocontrol, errores de control de otros y errores de control de la situación.

Las fuentes de error son básicamente cuatro:
Malas decisiones, por ejemplo: en la asignación de tareas frente a determinado requerimiento.
Malos objetivos: por ejemplo, establecer objetivos incompatibles a la realidad de la empresa, desalineados a las capacidades y recursos de la organización.
Malos Procesos: por ejemplo, no cumplir con los pasos requeridos en determinada actividad, lo que conduce a la inacción o a la mala acción.
Malos Recursos: por ejemplo, utilizar información inexacta o rodearse con personal sin el perfil adecuado para determinada actividad.

Los procesos solo se ponen en marcha por las decisiones y estas solo responden a los objetivos propuestos. Sin objetivos los procesos tarde o temprano tienden a fallar. De ahí la necesidad de establecer objetivos claros y gestionarlos sin importar el tamaño de la organización. Cuando se gestiona mal, se termina teniendo como mínimo menos tiempo y afrontando más problemas de gestión, es decir, no se solucionan los problemas actuales, sino que se generan otros adicionales.

En este punto se esperaría que los miembros del directorio fueran lo suficientemente conscientes de la situación actual, así como de las alternativas futuras de la organización, preocupándose por ahondar en aquellas competencias de liderazgo y dirección (que requieren perfeccionarse en cada uno de ellos), necesarias para acompañar e impulsar a todo el proceso de gestión, y desde ahí generar los cambios que requiere la organización frente a las nuevas necesidades del mercado.

Mgter. Andrés Rojas
Director – Metta Control de Gestión.
www.mettacdg.com