Ni priorizar, ni programar.

¿Has pensado qué porcentaje de tiempo contribuye a alcanzar tus objetivos?

Para llegar a ser eficiente, es importante dedicarle un tiempo para cada cosa y cada cosa a su tiempo. Lo cual requiere priorizar, es decir, establecer qué hacer antes y qué después, y luego definir cuándo hacerlo.

Cuando no se planifica el tiempo, no se puede controlar. No es que haya poco tiempo, lo que pasa, es que se pierde mucho, y es difícil aprender a no perderlo. Hay varias razones por las que se pierde tanto el tiempo: la primera de ellas, es porque no se define claramente los objetivos. La segunda se presenta cuando se deja que el pasado condicione al presente. La tercera, con no ser consciente de lo que roba al tiempo, es decir, en algún punto de lo que se hace todos los días, hay un “ladrón del tiempo”, con lo cual se debe analizar las distintas rutinas y determinar que dan a cambio. La cuarta razón es, no saber decir que no.

Después, habrá motivos quizás más personales que comunes, como la tendencia al perfeccionismo a enfocarse en cosas que no aportan ningún valor. Sea cual sea el problema, siempre hay que encajar la pieza del tiempo, es decir, definir una tarea para cada tiempo y un tiempo para cada tarea y eso requiere, fijar una hora de inicio y una hora de término.

Para sacarle el mayor provecho al tiempo, es fundamental dedicar tiempo a pensar, porque cuando no se tiene el suficiente tiempo para pensar, se cae indefectiblemente en la tendencia a actuar. Si bien es cierto que cuando se dan demasiadas vueltas a determinada situación se puede llegar a cometer errores, como dejar pasar la oportunidad, aquellos errores derivados de actuar sin pensar, suelen traer consecuencias mucho más graves.

Aprovechar el tiempo es clave para aprovechar las oportunidades, y hay que estar preparado para cuando estas se presentan. Solo se llega a estar preparado si se ha sabido gestionar bien el tiempo, para ello la clave no es priorizar lo que hay en una agenda, sino poner en la agenda a las prioridades.

No hay nada mejor para alcanzar los objetivos que fijar metas intermedias, por que ayudan a llegar a la meta final. La mejor estrategia para llevar a cabo un proyecto es dividirlo en metas intermedias, definiendo para ello el tiempo de inicio y de finalización, del mismo modo que para comprender un problema es útil analizar sus componentes. Divide y llegarás, empieza una y otra vez, verás que el final llega solo. Si hay algo de qué preocuparse entonces, es de empezar.

Mgter. Andrés Rojas
Director – Metta Control de Gestión.
www.mettacdg.com